tecuanes punto com. Blog de Evalenzo

Wednesday, October 18, 2006

Torneo de Liga

En el Polvoriento, como en muchos otros lugares de nuestro país, existen canchas deportivas donde los fines de semana se juega lo que en las ciudades se conoce como Futbol Llanero, en el Polvoriento es simplemente el torneo de liga. En este tipo de acontecimiento se despliega una fenomenología mucho más interesante que en cualquier otro deporte amateur. Lo necesario para la práctica de esta disciplina se carga en una maleta y el inventario más o menos es el siguiente: Short, Zapatos de Futbol, medias, Iodex, una venda, veinte pesos para la cooperación del pago del arbitraje, treinta pesos para la cooperación del pago de los cartones de cervezas, unos cigarros y una gorra, a todo esto se le conoce como “cosas”, ej: “¡vístete, cabezón!”, “¡no voy a jugar, vengo crudo, ni siquiera traje cosas!”. Aunque el ir a sentarse a la banca sin “cosas” no es del todo mal visto, la situación cambia si no se trae al menos la cooperación de las cervezas. El entrenador no es un argentino despeinado y corajudo, sino la mayoría de las veces, un señor chaparrito de sombrero. El árbitro, por su parte, cuenta con un temple a toda prueba, ya que sin importar lo que haga o deje de hacer, ambos bandos intentarán presionarle por medio de insultos alusivos a su familia y a sus deficiencias físicas, esto es algo normal que no influye en el desarrollo del encuentro, sin embargo, aún estos personajes eventualmente dejan de lado su estoicismo para establecer sus límites, en un caso reciente, uno de ellos que estuvo aguantando mentadas de madre, no pudo contenerse más y dio por terminado el partido cuando alguien de la porra local le gritó: ¡Árbitro gordoo! No hay marcadores, los que llegan tarde deben preguntar: “¿cuánto van?”, es casi seguro que alguien de la porra los sacará de dudas: “Tres cero nos van chingando”. No es necesario que los jugadores cuenten con grandes aptitudes físicas, porque lo importante es la convivencia y despejarse temporalmente de los problemas domésticos; si algún jugador se lesiona, de inmediato es auxiliado por el entrenador y algún ayudante, los cuales aplicarán en el golpe una dotación generosa de algo que parece agua común y corriente, pero que sirve para tratar desde un hematoma hasta una fractura expuesta, a este líquido se le conoce como “La Agüita Milagrosa”; pero aún cuando en el futbol llanero se llegan a dar hazañas tan prodigiosas cómo jugar un partido, curarse la cruda y jugar otro, o tan heroicas cómo levantarse de un ataque epiléptico para colocarse en la barrera del tiro libre, lo que queda en la memoria de una manera indeleble generalmente resulta ser algún grito de la porra, cómo aquél de: ¡ya metan a Sandovaaal... pero a los alcooooohólicos!